El francés Edouard-Léon Scott de Martinville grabó la canción popular en 1860 gracias al 'fonoautógrafo', una invención suya que transcribía las ondas sonoras en forma de grabado sobre una hoja de papel, pero que no permitía volver a escucharlas.
Gracias a una tecnología que permite leer las grabaciones de Scott en el papel, mediante una cabeza de lectura virtual, científicos del laboratorio Lawrence Berkeley National Laboratory (California) lograron escuchar 10 segundos de la canción, cantada por una voz femenina.
Esta reconstitución permite acreditar a Scott con el primer ejemplo de grabación de voz humana, anunció First Sounds, una organización que reagrupa ingenieros de audio y archiveros que contribuyeron a estos estudios.
Dos historiadores de First Sounds, Patrick Feaster y David Giovannoni, lograron escanear con gran precisión varias de las grabaciones realizadas mediante el 'fonoautógrafo', algunas de las cuales datan de 1853, aunque en un estado muy experimental.
Scott logró grabar las ondas sonoras en papel pero "nunca imaginó poder escuchar sus (propias) grabaciones", destaca First Sounds en un comunicado.